viernes, 5 de febrero de 2010

Balance Musical 2009




El tiempo transcurre raudo y yo algo atrasado he hecho un esfuerzo, tomando parte de mi escaso tiempo, para desempolvar mi olvidado y abadanado blog. Y como este año ya casi se nos va, encuentro pertinente hacer un balance de lo bueno y lo malo que nos dejo este año en materia musical. Comenzaré con lo gratificante, es decir los grupos que nunca arrugan:

1.- Sonic Youth: Nuevamente sorprendieron con su entrega denominada acertadamente The Eternal. Porque los ultra abuelos del noise, como siempre, dan lecciones de buen rock a las nuevas generaciones, y a todas esas penosas bandas reclutadas por MTV, y que ya, nacieron viejas. El disco suena fresco y no se notan los casi 30 años de carrete, en esta propuesta que retoma la urgencia de discos como Goo (1990) o Dirty (1992), con un puñado de temas directos, densos y compactos. Un disco ideal para aliviar nuestros pobres tímpanos dañados con tanto villancico, cumbias de año nuevo, y temas veraniegos rancios.

2.-Yo la Tengo: Siguiendo en la misma línea, continúo con otra banda noise avant garde. Este es otro caso de cómo el paso del tiempo, refuerza la propuesta musical de un grupo que nunca flaquea. Popular Songs, sorprende por la luminosidad de su propuesta muy similar a las amables canciones pop sesenteras de Belle and Sebastián.Temas como para escuchar en días soleados, recostado cómodamente por ahí en la sombrita con un refresco burbujeante y albergando en la mente sólo pensamientos felices.

3.- Brett Anderson: Ya es rutina para los críticos y sus fans más puristas despedazar sus últimos discos. No hay caso, desde su esplendoroso disco de 1996, Coming Up, que el glamoroso y famélico Brett no califica con más de tres míseras estrellitas en los medios especializados. Pero él, estoico, no se ha dejado abatir por la adversidad y su constancia ha dado frutos: Slow Attack, su última entrega, para mí gusto, la mejor de las tres lps editados en solitario. En esta propuesta abundan las melodías sutiles y majestuosas, en las cuales el piano y los instrumentos de viento adquieren protagonismo. Introspectivo, distendido y pastoral, Brett nos muestra postales brumosas y gélidas como Hymn el estupendo tema que abre album. Hay temas con ambientes etéreos y luminosos como Sumer y otros crepusculares como la ensoñadora balada Julian Eyes. Sin duda un disco para escuchar, cerrar los ojos, y emprender el vuelo hacia dimensiones intangibles.

Y dentro de lo notable puedo dejar de nombrar a la inmortal Elizabeth Fraser y su sublime single Moses, dedicado al recientemente fallecido Jake Drake Drockman tecladista de Echo & the Bunnymen, el que incluye tres versiones del tema: la trip hop- tango, otra con tientes cinematográficos, y la última con una atmósfera más etérea.

Ahora me referiré a lo más mediocre del año transcurrido. Tori Amos y no me convenció con su abnormally attracted to sin. La artista nuevamente entrego un álbum extenso, cuya escucha se hace maratónica. Ignoro si es su monumental ego, el que la hace creer que absolutamente todo lo que compone es tan bueno que debe ser integrado en los discos, o si bien, es tan generosa que incluye hasta los lados b para premiar a aquellos que todavía desembolsan dinero en discos originales.

Lo cierto, es que esta vez- a diferencia de sus tres anteriores entregas que superaban la veintena de canciones- nos presenta “tan solo 17 temas” de los cuales sobran por lo menos seis. Y aunque hay muchos cortes destacables, el conjunto es opacado por una falta de enfoque, provocado por la dispersión de una artista que trata de abarcar demasiados estilos, en forma dispar. Tori se sabe talentosa y por eso abusa. Para la próxima menos megalomanía por favor.

Otra decepción fue Depeche Mode y su pretenciosamente titulado lp: Sounds of the Universe. Estos veteranos electrónicos al parecer interceptaron sonidos provenientes de planetas más arcaicos e involucionados que el nuestro.
Es posible que David Grahan haya encontrado en la polvorienta bodega de algún sobrino un colorido y ochentoso teclado My First Sony, y de esta forma en un afiebrado delirio vintage hayan creado un conjunto de temas que imitan penosamente al grupo aleman Kraftwerk, y que si bien tienen cierto gancho se diluyen en la nada tras a la segunda escucha. Conclusión : mejor seguir escuchando Black Celebration, Songs of Faith and Devotion o hasta el infravalorado Ultra.

Y por último no puedo dejar de mencionar lo mas bódrio del año. Placebo y su disco Battle for the Sun, destinado ser un peligroso artefacto acumula polvo. Lo peligroso de este producto es que es radioactivo y desechable- pero ojo- no biodegradable, ya que los temas ni siquiera son de plástico, si no que están construidos con telgopor.

Por si se escucha este disco tomar precauciones para ello o bien atenerse a las consecuencias que podrían provocar escuchar temas con un titulo tan sugerente como “corazón de cenicero” y otros que ya olvide por sano bloqueo mental, o quizás, por la exposición prolongada ante esta radioactividad sónica. Otra sugerencia si se va a observar los videos, por favor, utilizar anteojos con filtro UV, ya que el incauto que utilice gafas de cuneta podría sufrir serios daños a la retina el ver el patético look Morticia de Molko.

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